Nobita es un niño japonés que vive con un gato cósmico. ¡Menuda suerte la de Nobita! Algunos niños y niñas viven en constante disputa con sus progenitores por tener una mascota y a él le dejan tener en casa un gato azul sin orejas que además viene del futuro con un montón de aparatos en el bolsillo.
Nobita es quizá el niño más “débil o enclenque” entre sus amigos, y entre ellos existen roles más que evidentes: Suneo es el “niño rico”, consentido, lo tiene todo aunque teme la reacción de sus padres ante un mal resultado en las notas del colegio; Shishuka, la única chica entre las amistades de Nobita, es la imagen de niña sensible, débil, educada y femenina, que además sonroja a todos los chicos a su paso, (no juega al fútbol, lleva un vestido rosa, y otras características asociadas a ese tipo de mujer del que desde hace tiempo venimos renegando por no sentirnos identificadas y que resulta, en pleno siglo XXI, casi insultante); y Gigante, que es el matón, aquel al que todos temen por su fuerza pero sin grandes muestras de inteligencia, además viene de una familia con rasgos de, lo que hoy día llamamos “desestructuración” (una madre violenta, un padre desaparecido de escena, etc.).
Pero ahí no queda la cosa, en casa de Nobita también “se cuecen habas”. La madre es una mujer ama de casa que cuida de Nobita, mientras su padre llega siempre a casa cansado de trabajar y tiene la comida hecha. El padre, tampoco presume de inteligencia, mientras la madre da una imagen de organización del hogar que deja entrever la mujer que, sin asumirlo, es realmente quien pone las normas a los tres individuos con los que vive (el padre, Doraemon y Nobita).
Entre los problemas más evidentes de Nobita está la escuela, siendo éste otra víctima más de un sistema educativo en el que no encaja. Ante las exigencias del profesor, sus padres, y a veces incluso El Gato Cósmico, y las burlas de los compañeros, Nobita es un niño
débil, que se refugia en Doraemon para salir de apuros.
Le estructura de la mayoría de los capítulos de Doraemon suele ser la misma:
1. Nobita tiene un problema (en el colegio, en casa o con los amigos), envidia a Suneo y teme a Gigante, al profesor y a su madre, lo cual suele afectarle.
2. El niño acude a Doraemon y El Gato Cósmico le da una solución a su problema, que casi siempre es más que una solución un parche, un escudo que impide a Nobita enfrentarse a los problemas; más bien les ayuda a esquivarlos.
3. Finalmente Nobita paga las consecuencias del mal uso del invento que Doraemon le ha proporcionado, aunque el final suele tener un toque de humor y quizá una enseñanza o moraleja…
En cuanto a los valores o mensajes que transmite, nos quedamos con el sabor, analizando la serie, de que se transmite la amistad en ciertos episodios mientras que en la mayoría el mensaje es más bien de “ridículo” del más débil o sensible, del miedo de este a quienes se creen superiores a él; y su manera de no enfrentar directamente los problemas, sino buscar la forma de librarse de ellos.
Nobita, el protagonista, siempre trata de conseguir por vías no del todo correctas lo que quiere, piensa que “controla” pero no controla, y es poco consecuente con sus actos y con las advertencias de Doraemon…
En definitiva, ésta es sólo una visión etnocentrista de lo que al fin y al cabo es una serie asiática, relacionada con esa cultura y ambiente social, donde los tipos de familia y los roles reflejados en estos personajes no dejan de pertenecer a una cultura distinta a la nuestra, no mejor o peor, sino diferente; y esto es algo que hay que tener en cuenta a la hora de analizar los mensajes que transmite a los niños y niñas, que a pesar de todo no dejan de ser los que son, dentro de una serie que, por qué no decirlo, después de todo… ¡nos resulta divertida, pero no la más educativa…!
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